Sep 082012
 

Comedia blanca, excesivamente inofensiva, que ofrece una visión amable de la inmigración

No se trata de un acertijo, sino de una evidencia. Cualquiera que recuerde dos o tres películas de Fernando Colomo, sabe lo difícil que resulta para un personaje suicidarse en una de sus películas. Siempre sale mal y el médico presenta el mejor diagnóstico. Y es que, tras 30 años de profesión y 17 películas a cuestas, Fernando Colomo se ha reafirmado como un cineasta empeñado en captar el lado amable de la vida. Su filmografía ignora términos tan desagradables como racismo, miseria, violencia,…Palabras que caben perfectamente en su última película, El próximo Oriente, de interesante argumento, aunque edulcorado por los cuatro costados. En este caso, podemos entender que su tema principal, ese choque de culturas dentro del barrio madrileño de Lavapiés, tenga una contrapartida cómica y un desenlace positivo, propio de un cuento oriental. Pero todo resulta forzado, tanto en sus secuencias cómicas como en sus resoluciones felices. Y es que el gran problema que tiene el filme quizá sea haber colocado la mejor secuencia al principio de su metraje, siendo además argumentalmente desestimada. Y, extrañados, después de presenciar la divertidísima y desastrosa cita amorosa, nos preguntamos: ¿en qué momento sus guionistas transformaron ese personaje principal, nervioso y algo patético, que busca infructuosamente el amor, en ese otro personaje, demasiado bonachón, que ha sacrificado la idea de la conquista por la de ser padre de un hijo?

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